Hola!
El pasado fin de semana tocó hacer escapada a la tierrina y cómo no, había que aprovechar la oportunidad de degustar la gastronomía asturiana... Hacía tiempo que queríamos conocer el restaurante Diego, ubicado en Piedras Blancas, a pocos kilómetros de Avilés, así que probamos suerte a ver si tenían mesa libre para la comida del sábado y afortunadamente así fue. El restaurante tiene un comedor no muy grande, siete u ocho mesas, pero muy acogedor. Nos asignaron una mesa redonda (éramos 7 personas) cerca del ventanal donde estuvimos muy a gusto. El ambiente es tranquilo y el trato correcto.
Fachada |
La fórmula que utiliza este restaurante es un menú único compuesto de un entrante, un pescado, una carne y un postre, todo ello acompañado de vino tinto o blanco y agua. El precio es de 27€ más IVA. El menú no lo anticipan por teléfono cuando haces la reserva, así que lo descubres una vez estás sentado en la mesa. A nosotros todo nos pareció bien, pero supongo que admitirán hacer alguna modificación en caso de que algún plato no sea del gusto de algún comensal. En nuestro caso, se compuso de lo siguiente:
Tosta gratinada de verduritas con cecina: la base de pan estaba crujiente, no se había reblandecido con los jugos de las verduras ni tras pasar por el horno; la combinación de las verduras con la cecina le daba un toque de sabor, que mezclado con el queso gratinado, hizo que el plato que a priori a ninguno nos había llamado mucho la atención, fuese muy agradable al paladar.
Tosta de verduritas y cecina gratinada |
Lomo de lubina sobre base de risoto de calabacín: el pescado en su punto, una lubina fresca y de buena calidad a la que tampoco hacía falta adornar mucho para poder disfrutar de su buen sabor. El risoto correcto: bien ligado y con el toque del calabacín que le aportaba frescura. Un buen acompañamiento para la lubina.
Lomo de lubina sobre risoto de calabacín |
Solomillo de buey con patata panadera: una apuesta segura, sin más riesgo que el de selecionar una buena materia prima. La carne estaba en su punto, exquisita; la cama de patata muy rica y sin el exceso de aceite que a veces acompaña a esta sabrosa guarnición. El único punto a mejorar es que uno de los platos traía un corte de carne no muy limpio, lo que unido a que las raciones no son muy abundantes, hizo que uno de los comensales apenas probase la carne...
Solomillo con patata panadera |
Y para terminar, brownie de chocolate con helado de vainilla: otra apuesta segura. El brownie no tenía la consistencia típica de este postre, estaba menos seco y compacto; aún así, de sabor estaba muy bueno. Del helado de vainilla poco que comentar.
Brownie de chocolate con helado de vainilla |
En cuanto al vino, pedimos tinto y blanco, ambos correctos (los seleccionamos de los que estaban incluidos en el precio del menú). Quizá se echa en falta un aperitivo, aunque el tiempo de espera para las entradas fue bastante corto. El menú, a pesar de estar compuesto de 3 platos más postre, se puede comer bien ya que las raciones no son muy grandes. La cocina es cuidada y el servicio amable. Una opción muy interesante, seguramente volveremos!
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